domingo, 19 de marzo de 2006

Diario de un Español en Kenia X
La cueva de Alí y el Kim 4 love (25 y 26-02-05)

(Continua del anterior.)

Ya estábamos listos para salir a cenar algo por la zona. Salimos del hotel y cruzamos la carretera para tomar un par de “Tusker baridi sana” (Cervezas muy frías) en una pequeña terraza. Allí nos indicaron que dirección tomar para llegar a “La cueva de Alí”, un restaurante dentro de una cueva de coral.
Estuvimos esperando media hora a que pasase un matato, que nos acercó hasta el lugar. Estaba cerca pero ya se sabe que los caminos de África son complicados, y una vez que cae la noche no se recomienda viajar, tanto por el estado de las vías como por la existencia de bandas de ladrones armados muy peligrosos.


El matato nos dejó en mitad de la carretera, y el conductor nos indicó que “La cueva de Alí” estaba a unos metros siguiendo un pequeño camino que se internaba en la maleza.
Allí estábamos Brigato, J., J.M., P., C., P., y yo, en mitad de la carretera, iluminados por la luz de la luna y un poco extrañados del lugar. Nos pusimos a andar siguiendo las explicaciones del conductor, por el camino abierto entre la maleza que era visible gracias a la luz tenue existente esa noche. Efectivamente a menos de un kilómetro apareció una pequeña construcción con varios vehículos en el exterior, un poco más allá se percibía el sonido del mar.

Entramos en el restaurante y lo primero que encontramos fue una pequeña escalera de caracol que bajaba a una cueva de coral, descubierta por casualidad medio siglo antes. Alguien avispado la convirtió en restaurante de lujo, y al parecer funcionaba de maravilla.
Era un lugar tranquilo y acogedor, tan solo una decena de mesas y un pequeño bar formaban su mobiliario. Una parte del techo de la cueva estaba descubierto y por el mismo se colaba la luz de la luna.
La velada fue de las mejores, como siempre gozando de la mejor compañía, con las habituales bromas y siempre presentes risas que caracterizaron y caracterizarán nuestro grupo de principio a fin.

De la comida, que decir... todo estaba riquísimo, y por primera vez comí verdadera carne en África. Los demás optaron por otros platos, y, como no, langosta, aquellos que no la habían comido al mediodía. No faltaron tampoco ostras y postres variados, todo acompañado por un buen vino.
Cuando terminamos de cenar preguntamos por algún lugar para tomar algo. Nos dijeron que cerca de allí había un pub muy conocido. En la puerta, un matato del propio restaurante nos acercó hasta el lugar, el “ShakAtak”.
El "ShakAtak" era una conocida discoteca de la zona. Al llegar, una multitud de taxis y coches paraban para dejar y recoger gente. El matato nos dejó en la puerta y fuimos entrando, pero para franquear la entrada había que pasar un control; en la puerta había que depositar todos los objetos metálicos y dejarlos en una especie de consigna, después una persona te pasaba un detector de metales para asegurarse de que no entrabas portando ningún tipo de objeto metálico peligroso, como cuchillos o armas por ejemplo...
Una vez dentro nos dimos cuenta de que aquello se parecía mucho a cualquier garito europeo, con una gran barra y una pista de baile. Había mucha gente joven, y varios grupos de extranjeros. Hubo un par de espectáculos musicales con bailarines/as y después la gente se puso a bailar y hablar.
Hasta ese punto todo normal, el problema comenzó cuando las chicas de allí empezaron a intentar “ligar” (por llamarlo de algún modo) con nosotros. Cierto es que allí la gente en ese aspecto quizá es más liberal o tienen otro concepto diferente, pero a nosotros nos parecía que estábamos en un club... también hay que decir que muchas chicas de las que allí había eran espectaculares y también salían a ligar, vamos que Naomi Campbell a su lado no destacaba nada. Allí estuvimos bailando varias horas, integrándonos con la gente hasta que nos cansamos y volvimos al hotel.
A la mañana siguiente tras un pequeño desayuno en el "Glory Palace", volvimos a la playa para dar un paseo y despejarnos. Un grupo se embarcó en una pequeña barca para ver el arrecife de coral y hacer snorkel, mientras los demás tomamos el sol en la blanca arena de playa.
Se aproximaba la hora de comer y nos dirigimos al “Kim 4 love”, un restaurante que a principios de la década de los noventa sufrió un grave incendio que lo destruyó por completo. Al parecer, era uno de los primeros hoteles de lujo de la zona y gozaba de gran prestigio, pero los empleados eran explotados, y el dueño no accedía a las peticiones de sus trabajadores, humillándoles día tras día, hasta que un día hartos de tantos abusos, prendieron fuego al hotel que fue pasto de las llamas. Ese hotel se convirtió en todo un símbolo por los derechos de los trabajadores.
Años después había sido comprado por un músico bastante famoso en Kenia (que precisamente le había puesto ese nombre) y ahora pretendía reconstruirlo, de momento un pequeño local hacía las veces de restaurante. Comimos a pie de playa, y nos dimos un pequeño baño en el océano. Teníamos que volver a Voi para la reunión de Reality y estábamos muy lejos...
Brigato, J., y yo regresamos al Glory Palace para recoger nuestras cosas.
Cogimos un matato y realizamos el camino inverso al que habíamos hecho el día anterior.A las ocho de la tarde estábamos de regreso en el hotel del equipo, cansados pero contentos...

4 comentarios:

Lunarroja dijo...

Nos sigues dando envidida...

Doctor Brigato dijo...

Ratoncito... ¡Qué helado el de la cueva de los ladrones!!!!!!! ¡Vaya baño en el Índico!!!!!
King 4 Love: reggea en directo...
¿Cuando volvemos a cruzar el estrecho???
Vaya recuerdos... Vaya iniciativa máas de puta madre... Enhorabuena!!!!!!!

Anónimo dijo...

La verdad es que con cada post sobre Kenia, aumenta mi envidia (sana).Qué momentos tuvistéis que vivir!!
BD.

El Ratoncito Pérez dijo...

Muchas gracias Brigato, ójala volvamos, pero me da que las cosas están un poco complicadas...
De todas formas ¡Qué nos quiten lo bailao!.