domingo, 29 de enero de 2006

Diario de un español en Kenia VI
Primera visita a Mombasa (29-01-2005)
Casi llevábamos un mes en Kenia y apenas conocíamos el país. Pasábamos casi todo el tiempo en el hotel por lo que decidimos hacer una escapada a Mombasa.

Había que organizarlo para que el “Matato” viniese a recogernos al hotel a las 6 de la mañana, pues, aunque Mombasa estaba a 150 kilómetros, la carretera era muy mala, y en realizar el trayecto desde Voi, se tardaba unas tres horas.
Alguien de producción nos proporcionó el teléfono de un taxista “Atanás”. Cerramos el precio en unos 2000 “shilings” por cabeza por el viaje y por guiarnos durante el día.
El matato es una furgoneta tipo Nissan Vanette, con nueve plazas para pasajeros, se suelen utilizar para realizar safaris por los parques nacionales porque además tienen el techo abatible.

A las seis de la mañana, el grupo de “ciervos” estábamos preparados en el hall del hotel. A mi me tocó el asiento de la muerte, es decir, el de acompañante del conductor, y se llama precisamente por el elevado número de muertos por accidentes de tráfico que se producen en este país, siendo esta plaza una de las más peligrosas...
Durante todo el recorrido tuvimos la sensación de peligro porque como he dicho la carretera estaba fatal, sin señales, destrozada y además circulaban muchos camiones de mercancías que enlazaban el puerto de Mombasa con la capital, Nairobi.

A medida que nos acercábamos a la costa empezaron a surgir palmeras en medio de la vegetación que rodeaba los laterales de la vía. El clima parecía más suave, pero el calor era más pegajoso.
Mombasa era una ciudad grande, inmersa en un caos “organizado” de tráfico, gente por las calles, tiendas, vendedores...
La primera parada que hicimos fue visitar una fábrica de esculturas de madera artesanales Akamba. Allí vimos como trabajaban con mucha habilidad todo tipo de madera, creando bellas tallas de animales, masais, etc.

Después de hacer unas compras, Atanás nos llevó a una de las paradisíacas playas en el extrarradio de la ciudad: Bamburi Beach.
Reservamos una mesa en el restaurante italiano “Pirates”. Estaba a pie de playa y tenía unas vistas espectaculares.
Nos dimos el primer baño en el Índico... el agua estaba como un caldo y la marea estaba baja por lo que tuvimos que entrar muy dentro...

De repente Zaorejas se topó con un amigo muy indeseable que le clavó varias espinas... Un erizo de mar. Estaban por todas partes, así que poco a poco y con cuidado salimos del mar para evitarlos...
La comida ya estaba lista... Unas langostas, y una ensalada con tostas a un precio increíble!!!
Celebramos con champán la futura paternidad de Zaorejas, que hacía unos pocos días se había enterado de que tendría una pequeña zagala.
Al anochecer regresamos al hotel, cansados pero muy contentos por el día que habíamos pasado, cosa que Atanás no compartía pues quería cobrarnos más dinero del ajustado. Más adelante otros compañeros tuvieron problemas con este conductor, por lo que terminó por ser uno de los que no realizarían más trayectos con el equipo, en beneficio de Steve que era todo lo contrario a Atanás, pero eso lo dejo para otro día.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder,,cuántos pies!!!!Qué pasa, qué no teníais ni para zapatos????!!!!.Coño, que seguro que allí estarían tirados de precio......De todas formas, hubiera dado cualquier cosa con tal de vivir lo que viviste tú....pero con zapatos, por favor,je,je,je!!!

El Ratoncito Pérez dijo...

ja ja ja!. La verdad es que había una peste en el matato...
Los zapatos eran baratos, bueno, casi todo eran zapatillas.
El día menos pensado igual tu te encuentras en un lugar parecido como me ocurrió a mí, que en un mes dió un giro mi vida...

Doctor Brigato dijo...

Ratoncito, siempre puntual tu cita con Kenia...
Primera salida que nos abrió de par en par las puertas del mundo exterior africano... Desde ese día no paramos en el hotel... contábamos los días que quedaban hasta la siguiente libranza... Mágico encanto africano... Inolvidable...
My friend, my friend...
En aquella primera salida se vino abajo mi pobre teoría del orden occidental... El caos tb tiene un orden, y si conoces sus reglas, todo puede ir muy bien...
“Karibu Mombasa City”.
El champagne, caliente como casi todo en África, era italiano, y el vino chileno. ¿Recuerdas el subidón al encontrar aceitunas españolas en el Jai Hari Supermarket de Voi? ¿O ese vino peleón valenciano?

El Ratoncito Pérez dijo...

joder ya te digo.... la de botes que cayeron!!! De vino no tanto, pero de aceitunas...