martes, 3 de enero de 2006

Diario de un español en Kenia I

NAIROBI 06:00 AM 03-05-2005

Aquella mañana madrugamos mucho, a las 7 de la mañana partíamos desde Nairobi hasta el que sería nuestro hogar casi tres meses.
Tomamos un buen desayuno y nos surtimos de varias botellas de agua, pues nos esperaban casi 6 horas de viaje hasta llegar a Voi. Cargados hasta los topes con maletas y parte del equipo (portátiles) salimos del hotel.
En la puerta nos esperaban tres camiones de la compañía Maniago, los mismos que utiliza el ejército, los denominados Overland, no creo que los olvide por la suspensión de ballestas...
Una vez en marcha fuimos dejando atrás calles con toda clase de edificios; por los bordes de las carreteras multitud de personas iban andando desde la periferia hasta el centro de la ciudad. Las calles estaban sucias y descuidadas, y había un olor fuerte, como de basura quemada.


Pasados unos kilómetros abandonamos la ciudad, pero estuvimos más de media hora parados en un control rutinario de carreteras. Reanudado el viaje, fuimos dando botes gran parte del viaje por el mal estado de las carreteras (al principio nos reíamos de los botes, pero cuando llevas seis horas...) Los adelantamientos eran muy peligrosos, y al cruzarnos con otros vehículos, teníamos que tener cuidado de no tener las manos fuera o la cabeza porque pasaban muy, muy cerca.



En la travesía multitud de niños salían desde sus chozas y corrían unos segundos persiguiendo el camión y saludándonos gritando y agitando las manos, siempre con una sonrisa en sus rostros; si les respondíamos se volvían locos de contentos. Aquello fue una de las cosas que más me impactaron y emocionaron al llegar a Kenia...
Hicimos una breve parada en una gasolinera, donde tomamos un refresco y reanudamos el viaje.

Unas horas después vimos el primer elefante, poco antes de llegar a nuestro destino. Voi. Un hormiguero de personas andaban por la calles y gritaban palabras que no entendíamos, algunos levantaban el puño, de forma racista gritando “Black Power”, sus miradas eran en muchos casos de odio o asco. En ese momento pensé: ¿Pero dónde coño me he metido?.


Llegamos al hotel: Wild Life Lodge. Un grupo de personas empezaron a bailar para darnos la bienvenida, nos ofrecieron un zumo de fruta de la pasión y una toalla húmeda para limpiarnos la cara y las manos, que traíamos llenas de polvo naranja. Buscamos en una lista que habitación nos había tocado... El DoctorBrigato y yo estábamos en la misma. Había gente que le había tocado en tienda de campaña, que resultaron ser al final una mierda para vivir tanto tiempo.


L31, era nuestra habitación, dos camas y una supletoria, con sus correspondientes mosquiteras, un baño con ducha, lavabo y váter que se movía (volcaba).




Teníamos un gran ventanal desde el que se veía el parque Tsavo y una charca a la que bajaban a beber los animales. La habitación era un lujo, nos temíamos algo peor.

Ya estábamos allí... en mitad de la sabana africana, a más de 6600 kilómetros de casa!!!

4 comentarios:

Chasky dijo...

Joer, qué envidia que me dais.

Doctor Brigato dijo...

Como te coja Carod y su CAC... Has dicho diario de un español...
Este año nuevo destino, tengo la corazonada...
Rafiki, another tusker for me...
Asante sana África.

El Ratoncito Pérez dijo...

Que le den a Carod, veremos si tenemos suerte este año... con el 6.

Doctor Brigato dijo...

El que se arriesga termina ganando, aunque de vez en cuando se pegue un buen batacazo...
Mejor nos va moviendo el culo que llorando eternamente...
Pues lo mismo el 6 es el número de este año...
Gran idea lo del Diario Keniata. ¡Enhorabuena!