Diario de un español en Kenia II
Wild life lodge, Tsavo East, Kenia. 06-01-05
Pasados unos días comenzamos a adaptarnos a los nuevos horarios (allí amanecía muy pronto, sobre las 5 de la mañana y a las 6 de la tarde oscurecía). La comida era mucho mejor de lo que pensábamos, (eso fue al principio porque luego era bastante mala) aunque las salsas que añadían a la carne sabían igual.
Todos los días teníamos alguna reunión para repartir el trabajo en diferentes grupos. La primera
cabaña de control del campamento Samburu ya estaba terminada, y fuimos el día 4 a probar los equipos. Pronto nos dimos cuenta de que la hoja de minutar fallaba y de que había demasiado ruido en la cabaña como para trabajar con unos cascos puestos.
Habíamos realizado nuestros primeros “safaris” por la sabana, y algunos animales se habían dejado ver, sobre todo monos, antílopes y poco más. Ese 6 de enero nos levantamos temprano, sobre las 5:30, porque íbamos a grabar unos recursos para el desembarco de los concursantes.
La habitación no tenía persianas, unas cortinas evitaba malamente que la luz penetrase dentro. Aquel día vi mi primer amanecer africano en todo su esplendor.
Estuvimos toda la mañana de viaje en overland dentro del parque nacional de Tsavo East para grabar los recursos. Vimos nuestros primeros elefantes, búfalos y algún avestruz.
Volvimos a la hora de comer, el comedor estaba repleto por la gente del equipo. Nos sentamos un momento en el “match point” con una tusker baridi sana, que nos sirvió el rafiki Nathan, estaban calientes, le pedimos que las próximas que estuviesen frías, baridi, baridi sana rafiki.
Después de comer, una pequeña siesta para descansar del safari. Luego, lo mejor para quitarse el calor era la piscina, así que dicho y hecho. El atardecer caía sobre nosotros con rapidez. Una ducha para quitar el cloro de la piscina, vestirse con prendas claras y de manga larga (por los mosquitos) y darse un repelente radiactivo (Relec) por el cuello, manos y tobillos para evitar que el mosquito anopheles (la bicha) nos pegase la variante más peligrosa e incluso mortal de malaria.
Aquella noche quizá fue el cumpleaños del malagueño, no lo recuerdo con exactitud, pero nos invitó a unos J&B carísimos y sin hielo (por consejo del médico era mejor no tomar agua que no fuese embotellada) que nos tomamos en el mirador del Spa, en mitad de una noche llena de estrellas, entre los lejanos ruidos salvajes de la sabana y de los Súper escarabajos voladores que de vez en cuando caían sobre ti sin previo aviso.
Ya de madrugada volvíamos a nuestras habitaciones (ciénagas), abríamos la puerta sin encender la luz para evitar la entrada de mosquitos, y con rapidez nos metíamos en las camas cerrando cualquier hueco con la mosquitera.
¡Hasta mañana rafikis!
viernes, 6 de enero de 2006
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7 comentarios:
Evocador... ¡a pesar del tamaño del bicho!
Pero sí, los amaneceres de Africa tienen algo especial.
Enhorabuena por haberlo vivido.
Muchas gracias!. La verdad es que si la luz es diferente. Respecto al bicho era grande pero no peligroso, allí eran muy respetados, aunque no se quien dijo que había gente que se los comía y que eran dulces...
Bueno, aquí también nos comemos langostinos y mira que son feos je, je, je.
Seguro que el brigato se comía los escarabajos esos.
Ja, ja, ja. El brigato se comió cosas peores y eso que al principio le daban miedo... luego eran sus amigos. El día que peor lo pasó el brigato fue cuando se encontró un escorpión en sus slip (menos mal que no se los había puesto...)
Pequeño lapsus ratoncito: meeting point...
No sólo los amaneceres africanos sobrecogían, tb las noches en medio de la sábana...
No nombres ese apestoso escorpión...
Claro!!, eso es, meeting point y no match point, por eso me sonaba raro... ya sabes que mi inglés lo desarrollé a marchas forzadas con un ranger apuntandome con la ametralladora...
Tranquila balaperdida, la próxima vez te llevamos en la maleta, y por los mosquitos no te preocupes, sólo uno cogió malaria...
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